Guillermo José Chaminade

Un profeta en tiempos de cambio (1761-1850)

Cuando un cristiano no se desconcierta o encierra en medio de la crisis, sino que trata de ser fiel en ella a su fe, y a la vez salir renovado, como entreviendo una nueva etapa, abriéndose al futuro, es que entiende la fe como una vocación de progreso. Cuando esa crisis se llama Revolución francesa, y ese cristiano es un sacerdote de Burdeos, llamado Guillermo José Chaminade, tenemos ante nosotros una creación eclesial original y compleja: la “Familia Marianista”, basada en uno de los primeros movimientos modernos de apostolado seglar (La Congregación de la Inmaculada. 1800), y en dos congregaciones religiosas: las “Hijas de María Inmaculada” (1816), y la “Compañía de María” (1817).

Chaminade se comporta paradójicamente, en medio de la revolución, no como un nostálgico de lo que se está perdiendo, sino como un profeta de lo que está llegando, de lo que Dios quiere. Acertadamente dijo de él Juan XXIII, cuando declaró sus virtudes heroicas: “Con toda justicia se le considera como un pionero y un precursor”. Chaminade intuye los signos de los tiempos, el cambio social y de valores que provoca la Revolución, y responde cristianamente: da un sí a la Libertad como apertura y encarnación, como estilo de tolerancia y respeto a la conciencia personal, con sentido de adaptación; da un sí a la Igualdad creando una congregación religiosa en la que laicos y sacerdotes trabajan unidos con los mismos derechos y deberes, en un proyecto común y complementario; da un sí a la Fraternidad, impulsando la creación de verdaderas comunidades de fe, vida y misión, de seglares, de religiosas y religiosos, imprimiendo en ellas el sello de la sencillez, la cordialidad, el espíritu de familia.

Toda su espiritualidad se puede resumir en el misterio de la Encarnación: vivir de la fe, como María, para acoger como Ella, la Palabra que viene a nuestras vidas, que toma carne. El “espíritu de María”, su estilo evangélico de caminar, nos impulsa a formar en nosotros la persona de Jesucristo, y nos lleva siempre a escucharle, a creer en El, y a actuar haciendo vida su palabra: “Haced lo que El os diga”. Encarnación misionera en nuestro mundo de hoy.

Del 22 de enero del 2011 hasta el 22 de enero del 2012, celebraremos es 250 aniversario de su nacimiento. Una oportunidad para acercarnos más a su figura y actualizar su mensaje, que hoy sigue vivo en todos los que formamos la Familia Marianista.

Especial agrdecimiento a Rogelio Núñez sm, que nos ha ayudado con la redacción de la noticia.

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